Diez lustros entre la amistad y el agradecimiento.
Este año, en el que paso al quinto piso, cinco décadas, medio siglo, diez lustros, cincuenta años, además del paso inexorable del tiempo muchas otras cosas han pasado, y a pesar de que estoy en mora en esa celebración que me tenía pendiente a mí mismo, por lo particular de la ocasión, tanto en la situación particular, como de la universal experiencia que toda la humanidad estamos atravesando, no quiero dejar pasar la oportunidad de celebrar éste, mi cumpleaños número 50 rindiendo homenaje a lo que considero la mayor virtud humana, la amistad. En este par de años hemos experimentado todos en el orbe sentimientos muy particulares sobre nuestra percepción frente a la vida. Dudo que exista alguien que no haya tenido algún conocido, pariente, amigo que hoy no nos acompañe, no creo que exista persona consciente y sensata que no haya reflexionado sobre la fragilidad de la vida, y con ello la importancia de aprovechar ese regalo de la providencia que es el haber compartido momentos esp