POCO FELICES SISTEMAS FALACES
¿Has alguna vez tenido la percepción que están tratando de tomarte el pelo,
de engañarte, de hacerte incurrir en error, y para ello el perpetrador de ese
engaño, a veces muy bien velado, hace uso de argumentos que parecieran ser bastante
convincentes, incluso, hacen ver con sus fundamentos que sus conclusiones parecieran
irrebatibles?
¿Cuántas veces hemos comprado algo, contratado un servicio, cedido ante
nuestras originarias convicciones, complacido peticiones y exigencias de otros
y luego nos damos cuenta que simplemente fuimos engañados o caímos en error, y
todo ello al sucumbir ante los argumentos de otros?
Pues en términos muy generales, puede afirmarse que, en tales situaciones,
la víctima ha sido sorprendida en su buena fe al sucumbir frente a las denominadas
falacias. No es otra la intención de
estas líneas y reflexiones, que la de una manera muy breve y elemental, tratar
de explicar lo que son las falacias, su estructura básicas, y lo que considero
es una manera adecuada para evitar ser sorprendido por ellas y no ver afectados
nuestros derechos, creencias, integridad, e incluso nuestra paz en esta vida.
Lo primero que podemos destacar es que, una falacia no es más que una construcción
argumentativa en la que su razonamiento pareciera estar sustentado en elementos
ciertos y por lo tanto las conclusiones de dicha construcción gozan de
credibilidad, razón por la cual la víctima sucumbe ante ella.
Si bien esa aproximación señalada nos parece a primeras luces muy simple y
pareciera que cualquier persona con una mediana inteligencia pudiera detectar
cualquier falacia que en su contra quisieran fraguar podrías advertirla y
evitar ser engañado, en realidad ello no es nada fácil, y es existen falacias tan
elaboradas que hasta los más sabios e inteligentes han incurrido en ellas, y lo
que es peor aún, han sucumbido ente sus propias falacias e irracionabilidad de
sus pensamientos.
Para poder entender, tratar de entender, en realidad cómo funcionan las
falacias, ha de advertirse que ellas no necesariamente han de ser deliberadas
ni con una intención de causar algún daño o malestar, tampoco es menester que
para que se construya una falacia deba ser producto de una tercera persona, ya
que es muy común, más de lo que creemos, sucumbir ente nuestras propias
falacias, nuestras propias construcciones que en una época consideramos razonables
y verdaderas y con el transcurso del tiempo pudimos verificar que no eran tan
verdaderas o certeras las razones en las que fundábamos nuestras decisiones y
poco a poco con la experiencia y madurez se fueron despejando nuevas realidades
y nuevas verdades. ¿O es que acaso para llegar a las persona que somos hoy
debimos superar las creencias y razones que jurábamos eran absolutas cuando
púberes?, la experiencia y madurez nos hizo replantear y razonar nuevamente lo
que otrora creíamos irrebatible e incuestionable. ¿Quién no ha desistido de
asumir un compromiso y aceptado las consecuencias de ello?, terminado un amor?,
iniciado otros?, replanteado una estrategia profesional o laboral?, dudado y
luego de la duda y haber tomado una decisión, entender que no, que el estatus anterior
era el mejor y la falacia no era la falacia sino que es la realidad, y lo que
creíamos duda resultó lo cierto?. Como vemos no es fácil, pero resumo en este
estadio, nos es natural creer y dejar de hacerlo y buscar siempre la verdad, somos
humanos, es nuestra esencia; pero otra vez es de advertir, ello también puede
ser una falacia.
Si reflexionamos un poco sobre lo anterior, vemos que las cosa se nos complica
un poquito más, ya que no solo debemos estar pendientes de las falacias que
provienen de otros sino las de nosotros mismos, que a su vez pueden ser
producto de las asumidas de otros y ellas de las nuestras, en fin, otra vez nos
enredamos.
En cuanto a la intencionalidad, ya dijimos que no necesariamente han ser deliberadas,
ya que pueden ser sin intención, voluntad o conciencia alguna, incluso pueden ser producto de las mejores intenciones
y causar graves daños y trastornos, pero eso será tratado en otro momento y
otras reflexiones que he llamado “buenas intenciones que estorban” (dejémoslo
para otra ocasión).
Con lo expresado, podemos pasar ahora a señalar que perteneciendo el asunto
de las falacias al ámbito de la argumentación, de la dialéctica y del discurso,
su uso primordial tiene cabida en lo jurídico. No faltará quien diga que ese es
un asunto principalmente de abogados y que allá ellos, nosotros, que todo lo
queremos enredar y complicar, que por qué no somos sencillos y cuál es nuestra
bendita razón de buscarle la quinta pata al gato (que lo confirme cualquier
abogado frente a los argumentos –falaces- de sus novios, esposos, padres,
hermanos, amigos, y otros que no sean abogados).
La argumentación, la dialéctica y en consecuencia las falacias, no solo recientemente,
sino desde tiempos ancestrales ( y vaya que los griegos estudiaron bastante el
tema), tienen una cabida en nuestra vida cotidiana en más aspectos de los que
tenemos conciencia. Publicidad comercial de bienes y servicios, es susceptible
de falacias, las negociaciones para la celebración de un contrato de cualquier
índole, la que sea, tiene cabida para las falacias, el comportamiento de los
hijos frente a los padres y la manera como han de responder por sus acciones, Falacias
(con mayúsculas). Sociedades, acuerdo comerciales, Falacias (con
mayúsculas y subrayado); relaciones amorosas, de parejas, matrimonio, noviazgos,
amistad especial, Falacias
(con mayúsculas, cursiva y subrayado); en el ámbito político, Falacias
(con mayúsculas, negrilla, cursiva y subrayado); en el ámbito político
electoral, FALACIAS (TODO en
mayúsculas, destacado, negrilla, cursiva y subrayado).
Y es que de las falacias, la argumentación y la dialéctica, se han valido desde
siempre, desde épocas inmemoriales, el que quiere conquistar a su amada, y la
amada, haciendo creer que está siendo conquistada cuando lo cierto que es ella
quien tiene el control. Quien vende una pócima mágica capaz de contrarrestar el
paso de los años. El que te mete por los ojos una multipropiedad en Florida que
podrás disfrutar cual rico y famoso como te sentiste cuando empeñando todo el
esfuerzo de un año para poder pasear par de semanas. Qué decir de aquel que te
promete rentas multimillonarias en bonos de repúblicas petroleras; el que vende
vehículos “recuperados”, apartamentos “rematados”, computadoras “decomisadas”,
y hasta cuentos de aquellos famosos estafadores, vestidos con la última moda, frecuentando los locales
más exclusivos, de quienes todos saben de sus andanzas irregulares, pero no,…
eso le pasa a los demás, no a mi….. estafador es estafador…. Por último,
aquellos que venden promesas electorales, sean estas nacionales, estaduales o
municipales, ejecutivas o legislativas…. Reservémonos comentarios…., los más
grandes estafadores pudieran resultar los más ingenuos y cándidos frente a
estos especímenes……. Simplemente, dejémoslo así…….
Retomemos el tema de las falacias y antes de pasar a su clasificación y la
manera como hemos de evitarla, tanto de extraños como propia, con buenas o no
tan buenas intenciones…… “There is no such thing as a free lunch …” (BUSCAR – Google es Buena idea-).
Las falacias, en cuanto a su
clasificación, (ya sabemos que falacia no es otra cosa que una argumentación
que pareciera ser seria y verás pero que no es otra cosa que una conclusión
falsa), puede clasificase en, (obviemos también que puede ser propia o de un
tercero; voluntaria o sin intención):
Falacia ad hominem: Aquella que
trata de sustentar su veracidad en la descalificación del otro, de quien
sustenta la posición y razonamiento contrario. Un ejemplo sería cuando se
señala que lo argüido por determinada persona no es válido señalando que es un “pobretón”,
“atontado- loco”, “apátrida”, entre otros.
Falacia al amparo de autoridad: Aquella
que se sustenta en la supuesta autoridad de una persona conocida o que supuestamente
tiene conocimientos en determinada materia pero en modo es conocedor de la
misma o puede válidamente fijar posición al respecto. Tales son los casos de mantener
una postura argumentativa porque tal sediciente maestro o autoridad en
determinada materia sostiene que es suficiente ello para que sea tenida como doctrina.
Debemos también mencionar la
llamada falacia ad misericordiam, que es aquella que pretende que determinada
postura o fundamento argumentativo se mantenga ante la misericordia y lástima.
Que podríamos decir de la falacia
ad populum, la que se sustenta en que toda conclusión que pueda resultar de
construcciones argumentativas basadas en el derecho del pueblo, de los desposeídos
y marginados, por tal razón deba ser admitida.
Como es de esperarse, existen
muchas otras categorías de falacias y modos de clasificación y estimación, que también
pueden ser otras falacias, pero lo importante en esta especial entrega es que
tengamos claro que no todo lo que nos exponen o fundamentan y que puede parecer
viable y verdadero es tal.
Puede haber veladas intenciones, desde
quien desea simplemente robar un beso así como el que quiere robar una conciencia
en un proceso electoral, como quien quiere que se suscriba un contrato de
compra de un inmueble, como quien procura que en una instancia legislativa de
otorgue poderes prácticamente dictatoriales, en fin las falacias estás a la vuelta de la esquina, hay que
saber detectarlas y hay que procurar no caer en ellas.
Paréntesis: (Nota antes de continuar:
A aquellos que les provoca escribir como
a mí en horas de la noche en las que se puede medianamente hacer un paréntesis
del día a día y exponer un poco de las reflexiones. Publicaré en instante lo
que tengo y sobre ello iremos viendo. No es otra mi intención, no falaz, de llamar
a la reflexión de cada uno de ustedes de cada una de sus situaciones
particulares de no incurrir en ardides, especialmente de quienes se presentan
como nuestros salvadores y mesías, uno se brega la vida, se suda la camisa, se
gana el mundo, no podemos ser los facilitadores de quienes con engaños y artemisas
se hacen de nuestras ideas, de nuestros sueños, de nuestro país, de nuestras
patria). Cerramos paréntesis.
Remedio para no caer en falacias.-
Puede que incurra en
equivocaciones o tal vez sea una nueva falacia, pero propongo, y creí que la
mejor manera de evitar incurren en ellas y evitar ser víctima de ellas, propias
o extrañas. Desde la publicidad engañosa, pasando por el falso amor o quien no
vente un tiempo compartido en una localidad turística, hasta quien pretende
comprar nuestra conciencia en procesos electorales dizque democráticos y no
hacen más que pretender hacernos caer en sus ardides y triquiñuelas, creo,
pienso, y advierto, es mi personal creencia que se combate con el estudio, prepararnos
todos los días, no tomar la palabra de otro como cierta hasta que verifiquemos
su fuente, procuremos saber cada día más sobre lo que hacemos, seamos críticos,
frente a los demás y más aún, frente a nosotros mismos.
No temamos reconocer que lo que nos
han dicho y creemos no es tal, reconozcamos si es una falacia, como apartarnos
de ella. No sigamos políticas, ideologías ni dogmas si sus resultas son evidentes
que no atienden a nuestras necesidades y legítimos intereses, a nuestra comunidad,
a nuestra nación, no demos legitimidad a las falacias.
Señores. Los dejos me acuesto. Valga
la informalidad en esta reflexión. Simplemente es lo que creo y persigo, pero
saben, tal vez sea falacia. No, no lo es…….. quiero seguir pensando, quiero
seguir creyendo que hay un mejor país y quiero compartir esa creencia con
quienes creen, ven, sienten igual.
Se me olvidaba, volvamos al título
“Poco felices sistemas falaces”, y
quien dice “sistemas” dice también: negocios, relaciones, socios, amigos, contratos,
declaraciones, publicidades, agendas, presentaciones, productos, servicios,
campañas, políticas, ideas y revoluciones (como la francesa para muchos, y
otras)….. FALACES………. (mayúsculas,
subrayado, cursiva y destacado), lo cual es muy poco feliz…
RHC
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