De la lectura totalitaria y antidemocrática de las relaciones sociales. Desde los poderes del Estado hasta las relaciones de parejas.



Por lo general, cuando oímos hablar sobre dictaduras, totalitarismos, regímenes absolutistas o antidemocráticos, lo primero que viene a la mente son asuntos de eminente corte político y ante situaciones concretas que determinada sociedad vive en un momento dado, primero desde una aproximación jurídica, luego hacia la parte constitucional, e incluso, desde esa general apreciación constitucional hay quienes con un ejercicio  de mayor abstracción, pueden perfectamente pasearse por las reflexiones filosóficas sobre el tema, desde filosofía jurídica y política, hasta la filosofía desarrollada por los clásicos.

Bien, resulta que a pesar de que esas son las apreciaciones generales, pero primigenias, a las que pueden arribarse, el asunto de la lectura totalitaria y antidemocrática, suele estar mucho más cerca de nosotros y nuestro entorno de lo que pensamos, ya que en nuestra comunidad, urbanización, ambiente de trabajo,  familia, entre padres e hijos, incluso siendo niños, y hasta entre parejas, pueden surgir asuntos en los que es necesario un entendimiento de las relaciones sociales a la luz de los principios de la democracia y la libertad, ya que de lo contrario puede devenirse en situaciones de vulneración de la esfera íntima de quienes forman parte de esa relación, la que podrá estar conformada desde dos personas como el caso de una pareja, como de cientos de millones como los casos de grandes Estados.

Un tema que suele ser interpretado de manera inapropiada, y hasta indebidamente y voluntariamente manipulados, son aquellos institutos con los que se denominan esos conceptos abstractos y las estructuras sociales o políticas, tales como país, patria, nación, comunidad, familia, equipo, pareja, colectividad, sociedad civil, entre otros,  ya que no obstante son una ficción en cuanto no existen materialmente y no son propiamente personas, sino en todo caso personas morales, constituyen más pensares y sentires que seres, por lo que una indebida lectura de tales institutos pudiera dar lugar a la negación de los individuos que la conforman, incluso pudieran observarse casos que en atención a determinada abstracción como lo sería el concepto de patria o Estado, sean violados derechos personales de sus miembros.

Es que acaso durante la historia no se han cometido grandes desmanes en nombre de la patria, de Dios, de la nación, del Estado, de revoluciones, de proyectos políticos, del partido. situaciones todas en las que se utilizan el desconocimiento común, en mayor o menor grado del valor individual, de la persona que se encuentra en esa estructura social. No se está sacrificando su intimidad, su individualidad por ese colectivo? No es peligroso eso?. Sí, si lo es.

Ahora, que hace que determinada sociedad tenga miembros más proclives a ser manipulables ante tales sofismas y falacias de supuesto bien común pero que niega al individuo que lo conforma, de un interés general que anula a la persona,  una supuesta atención y satisfacción de derechos sociales que llevan consigo la negación y destrucción de los individuales. Cabe destacar que no se está negando la gran importancia y los valores que representan el bien común, interés general y los derechos sociales; No, pero ellos han de ser leídos e interpretados de manera democrática, y que no es otra que dentro del reconocimiento del individuo y que tales institutos tiene una función instrumental del ser humano para alcanzar sus metas, su realización como persona, con derechos sociales que parten del reconocimiento de los individuales.

Todas y cada una de las estructuras e instituciones sociales deben partir desde esa premisa esencial, el reconocimiento del individuo como tal y que le ha de servir para su auto realización, desde los poderes públicos, sus órganos, institutos privados, hasta la familia, el matrimonio, la relación de pareja y hasta la amistad, han de ser entendidas bajo el estricto respeto de la individualidad del otro.

Volviendo a la reflexión de cuales son aquellas personas más susceptibles a ser víctima de las falacias de ideas colectivistas que niegan la individualidad de la personas por un supuesto estadio superior, llámese país, equipo, familia o pareja. Pues son todos aquellos que durante su formación han sido sometidos a estructuras de autoridad que desconocen el orden y la disciplina como imposición y acatamiento de mandatos sin sustento racional alguno, únicamente apoyado en la supuesta autoridad que se atribuye hablar en nombre del Estado, de ser maestro de la escuela, en nombre de la familia, todo ello sin entender que el “orden” debe ser “ordenación” y “organización” para el mejor  ejercicio de las  libertades, para la realización personal, para el libre desenvolvimiento de la personalidad, y muy importante, con conciencia crítica.

Padres, familiares, amigos y allegados que pueden tener las mejores intenciones, pero si ponen por encima de la individualidad y reconocimiento de la persona el supuesto bienestar de la institución, del Estado, de la comunidad, de la familia negando los derechos individuales y que el interés general y bien común debe materializarse en buena calidad de vida de todos, es poca la ayuda que se hace y graves las carencias que se generan, sean ellas generadas consciente o inconscientemente. A veces hay buenas intenciones que estorban.

Grave favor se hace a sociedades donde desde las instituciones más básicas como la familia, la pareja, los vecinos y amigos escolares, se niegue y restrinja la personalidad e individualidad de sus miembros. Se necesita de padres que entiendan que más que respetar, deben comprender que los hijos son individuos distintos a ellos y que la familia como instituto debe ayudarlos a todos, a los padres y a los hijos a realizarse individualmente. y los hijos entender que forman parte de esa estructura con derechos y obligaciones, así como su respeto absoluto respeto, apoyándose entre sí, todos los miembros de esa estructura social, sean solo dos o muchos mas, en que cada uno pueda desarrollar de mejor manera sus particulares potenciales. Así la escuela y liceo, maestros profesores y amigos, la comunidad, el barrio, la vecindad, la plaza y el foro público, el trasporte público.

Lo dicho, perfectamente puede extenderse a todo tipo de relaciones sociales, incluso a la relación de pareja, en las que muchas veces uno de ellos, incluso los dos pudieran negar su personalidad y la del otro, pudiendo resultar frecuentes los casos de  invasión e intromisión en los asuntos de la esfera priva e íntimo el otro, como si la especial condición mantener una relación interpersonal anula tal individualidad, generándose una particular sumisión y debiéndose una especie de genuflexión no solo frente a la otra persona, lo que por si es bastante grave, y créase o no, ocurre, sino ante la “institución”, lo que lejos de coadyuvar al desarrollo y realización, puede crear graves frustraciones  y desencantos.

Totalmente sujeto a cualquier observación y crítica, ya que esa actitud de de conciencia crítica es desde la cual se han abordado los temas en este Blog, me permito concluir que no puede haber ninguna sociedad próspera y feliz, en la que los miembros que la integran, sean dos o sean millones, si no se parte más que del respeto, de la comprensión de la individualidad del otro, así como del estricto, prácticamente sagrado respeto e inviolabilidad de sus esferas privadas, sea esto de los gobernantes a los gobernados, los empleadores a los trabajadores, los padres a los hijos, entre hermanos, entre primos, entre amigos y entre pareja.

Creo firmemente que la apreciación y valoración de temas sobre como la libertad y la democracia no se agotan en los asuntos  netamente jurídicos y políticos, sino que transcienden a todos los aspectos de nuestras vidas y es por ello que deben ser abordados.


Imagen tomada de https://k42.kn3.net/taringa/4/5/2/0/0/0//aukache/C0D.jpg?7683

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Una pequeña reflexión para comprender el asunto sobre el Esequibo y su reclamación.

Las artes amatorias. Los abrazos y los besos como su más genuina expresión. (*)

Último adiós a un hombre bueno, a un verdadero y noble caballero.