No somos oposición, somos resistencia constitucional.
No es necesario que en momentos como los actuales se
pretenda una lectura en abstracto de los autores que ampliamente han escrito
sobre las tiranías, y más que el derecho, el deber de los ciudadanos de hacerle
frente a los fines de recuperar la institucionalidad y constitucionalidad
pervertida por aquellos llamados a obedecer los mandatos dirigidos por su
pueblo, los mandatarios, esto es, los mandaderos, a quienes al apartarse de su
misión necesaria es su deposición a través
de los medios que sean menester , con el grado de contundencia que corresponda
con el grado de opresión que le inflija a su pueblo y de la desviación de dicha
misión.
No incurriré en la práctica de referir y transcribir los
pensamientos de dichos autores que bien han desarrollado profundos estudios
sobre el tema de la tiranía y la resistencia constitucional, desde Tomas de
Aquino con su “Gobierno de los Príncipes” (circa 1265) hasta Ermanno Vitale “Defenderse
del poder / por una resistencia constitucional” (2012), pasando por Stephanus Junius Brutus “Vindiciae Contra tyrannos “ o “del
poder legítimo del príncipe sobre el pueblo y del pueblo sobre el
príncipe" o “La Defensa de la libertad contra los Tiranos” (1579); "Politica Methodicae Digesta, atque Exemplis Sacris et
Profanis Illustrata" -La política: metódicamente concebida e
ilustrada con ejemplos sagrados y profanos- (1603), John Locke “Segundo tratado sobre el gobierno civil” (1689), Vitorio Alfieri “Della tirannide” o “De la Tiranía” (1777) y muchos otros hasta hoy.
Entendamos de una buena vez, la tiranía
se enfrenta con resistencia y no con oposición, que esto es cuando existe Estado
de derecho y democracia, hoy no es así, y más que facultados, más que tener
derecho a recuperar el Estado, es nuestra obligación ciudadana.
Qué entendemos por tiranía?, nuevamente
cito a Alfieri:
“Se debe dar indistintamente el nombre de tiranía a toda clase de Gobierno en el cual la persona encargada de la ejecución de las leyes puede hacerlas, destruirlas, violarlas, interpretarlas, entorpecerlas, suspenderlas o, simplemente, eludirlas con la certeza de la impunidad. Que este violador de las leyes sea hereditario o electivo, usurpador o legítimo, bueno o malo, uno o muchos; cualquiera, en fin, con una fuerza efectiva capaz de darle este poder, es tirano; toda la sociedad que lo admite está bajo la tiranía; todo pueblo que lo sufre, es esclavo”
Ergo…
Somos resistencia, no oposición.
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