Otra vez víctima del hampa, una misma frustración.
Hace par de horas (jueves 23/08/2018 10:20 pm) fui víctima, si bien no técnicamente otro
robo, ya que rompieron el vidrio de carro y al sonar la alarma sus
perpetradores huyeron, si de la misma transgresión de la que somos víctimas
todos los venezolanos, la de ver nuestro
día a día reducido a un constante envilecimiento, a padecer la tortura de
observar como nuestro estilo de vida se torna en una situación cada vez más
miserable, a vivir, o intentar hacerlo, presos en cuatro paredes dentro de las que incluso no podemos escapar de la
humillación de no contar con los mínimos existenciales de agua corriente , electricidad,
y qué decir de seguridad ciudadana, entre otras más humillaciones.
Experiencias como la particularmente experimentada, así como
las que todos los venezolanos, a menos que se cuente con un nivel cinismo superior
que bien merezca no ser llamado
venezolano, de ver mermada nuestra calidad de vida, que nuestro trabajo
nada vale por recibir una moneda que no es más que una burla, que no existe
institucionalidad alguna, que en estricta apreciación técnica estamos ante un régimen
totalitario y dictatorial que actúa con un nivel de maldad que ha
superado los peores episodios de la historia y sin embargo se nos impone a
vivir como si ello no existiese, cuando la realidad es que todos los puestos públicos, y cercanos, ocupados por los seguidores del régimen, sean estos voluntariamente
o inducidos por las circunstancias, no son más que vulgares criminales y hezócratas,
por acción u omisión, desde las más altas magistraturas hasta las
más básicas posiciones, lejos de hacerme desistir de mi cruzada personal de
hacerle frente a la ignominia y al venezolanaje, me da más energía y determinación
para hacerlo, en primer lugar porque me niego a ser esclavo de este régimen que
pretende quebrar nuestra dignidad, porque son ellos los indignos, los ruines, los truhanes, y en segundo
lugar, porque no le dejaré a mi hijo la idea de que su padre se doblegó ante la
infamia y la tiranía.
Seguiré denunciando más que nunca la impostura que desde hace dos
décadas se instaló en lo que era Venezuela, lo que era porque esto que tenemos
ahora hace tiempo dejó de ser un país, perdió lo que es necesario para ser una
patria, Venezuela nos la robaron, la secuestraron, esto no es más que un Estado
fallido convertido en guarida de los peores malhechores que han dilapidado y
expoliados todo lo que han podido en esta tierra de gracia.
Pronto se iniciará un pequeño proyecto en el que se promoverá
recuperar la idea de propiedad y su protección, propiedad no solo en su dimensión material, sino en su
dimensión moral, se señalarán las violaciones a las que todos hemos sido víctimas,
desde cómo se ha pervertido desde la idea más básica de propiedad ante las mal
llamadas expropiaciones, hasta de cómo los controles de cambio y reconversiones
monetarias no han servido sino para empobrecernos a todos, a generar miseria y su gestión como instrumento
de poder, en la que la complicidad se extiende a muchos agentes, funcionarios, empresarios, particulares, amas de casa, jueces, abogados, diputados,
todos nosotros, de alguna manera, por acción y omisión, tenemos alguna responsabilidad por haber permitido que esta locura haya llegado hasta aquí. Ser pasivos, quedarnos
callados, no luchar, no oponernos a esta infamia, a esta tiranía, nos hace
automáticamente cómplices y responsables de cada muerte, de cada robo, de cada
expolio.
Rehúso ser víctima, me niego a ser cómplice.
Lo más grave del asunto es que pregunten si me robaron a mi algo y no caer directamente en cuenta que a todos nos han robado el país, nuestra memoria de él, nos han pauperizado, llevado a más allá que una situación de miseria material al envilecimiento moral, a rebajar la dignidad humana a una inscripción para un carnet que no es más que un apartheid político para jugar con la idea de recibir migajas.
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