Sobre las dictaduras bigotistas y la mediocridad de la población que permiten su instalación.




Ya bastante grave es que una sociedad se encuentre gobernada por quienes no tienen la más mínima idea de políticas públicas y la mayoría de quienes ejercen cargos que no son precisamente conocidos por alguna habilitad, credenciales o virtud, por el contrario, lo que al parecer les resulta más público y conocido son sus prácticas poco legítimas en toda actividad de las que se ha podido tener un mediano conocimiento, y si existe algún personero que pudiese tener mediana y hasta de alguna manera relevante preparación, cualquiera que sea, resulta empañada del más vil cinismo con el que la utiliza con fines totalitarios y destructivos.

Lo antes señalado viene a nuestra mente, provocándonos reflexiones de mucho interés al analizar la situación de la república de San Theodoros, con su régimen dictatorial bigotista y de culto a la personalidad, al buen estilo militarista borduriano, tiene 3487 coroneles y solo 49 cabos ¿cuántos generales tendrá?-

Menos mal que San Theodoros y el bigotismo son un país y una dictadura ficticios en latinoamerica como aquellos propios, no ficticios, sino muy reales, en la región a mediados y finales del siglo XX. 

Afortunadamente ya muchos países superaron esos regímenes totalitarios militaristas, de los que son propios el culto a la personalidad, pero lástima que contrariamente, algunos que no los padecieron de manera directa el siglo pasado, pudieran verse infestados por tales dictaduras neototalitarias del siglo XXI, lo que generalmente ocurre, y tienen lugar ante la mediocridad de su población media, valga la redundancia. Mediocridad generarizada que crea un ambiente apropiado para gestar los que podríamos llamar un neo bigotismo, que no en vano es muchas veces imbécil per se, (haga usted mismo un experimento, tome una lista de 10 personajes públicos y asígneles de 1 al 10 una puntuación basada en su imbecilidad), sino que constituye un fin esencial el de la imbecilización general del pueblo, la cual va permeando poco a poco, sin pausa, cada vez más intensa desde los sectores públicos hasta los privados más preparados. Los ejemplos abundan.

Sobre la mediocridad bien vale transcribir lo que el filósofo José Ortega y Gasset afirmaba:

Nótese que lo decisivo en la historia de un pueblo es el hombre medio. De lo que él sea depende el tono del cuerpo nacional. Con ello no quiero, ni mucho menos, negar a los individuos egregios, a las figuras excelsas, una intervención poderosa en los destinos de una raza. Sin ellos no habrá nada  que merezca la pena. Pero, cualquiera que sea su excelsitud y su perfección, no actuará históricamente sino en la medida que su ejemplo e influjo impregnen al hombre medio. ¡Qué le vamos a hacer¡ La historia es, sin remisión, el reino de lo mediocre. La Humanidad sólo tiene de mayúscula la hache con que la decoramos tipográficamente. La genialidad mayor se estrella contra la fuerza ilimitada de lo vulgar. El planeta está, al parecer, fabricado para que el hombre medio reine siempre. Por eso lo importante es que el nivel medio sea lo más elevado posible. Y lo que hace magnífico a los pueblos no es primariamente sus grandes hombres, sino la altura de los innumerables mediocres. Claro es que, a mi juicio, el nivel medio no se elevará sin la existencia de ejemplares superiores, modelos que atraigan hacia lo alto la inercia de las muchedumbres…"

Creo que no hay lugar a duda alguna, más nos hemos de preguntar: ¿Son los dirigentes actuales los más adecuados modelos? o ¿están tal vez en niveles más bajos que los mediocres? Ergo... Aquí algunas posibles respuestas a las situaciones aciagas que padecemos.

Nuevamente, sea usted amigo lector el que arribe a las propias conclusiones….

Interesante desde wikipedia y youtube.

Foto del régimen bigotista tomado de:




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